En el extremo norte de Santiago, entre bodegas, camiones y faenas logísticas, las puertas metálicas de los parques industriales se abren solo tras un sonido familiar: el pitido del lector de tarjetas. Pero ese gesto cotidiano representa mucho más que un acceso controlado: simboliza un nuevo modelo de seguridad compartida entre empresas que entienden que proteger su perímetro es también proteger su productividad.

En los últimos años, los condominios industriales se han convertido en polos de actividad clave para la economía chilena. Zonas como Quilicura, San Bernardo, Pudahuel y Lo Espejo concentran miles de metros cuadrados de almacenamiento y tránsito diario de trabajadores, vehículos y proveedores. Sin embargo, este dinamismo también atrae un riesgo creciente: robos coordinados, sabotajes internos y accesos no autorizados.
Frente a este escenario, las compañías están apostando por un modelo innovador: la seguridad colaborativa. Es decir, compartir infraestructura tecnológica y protocolos de vigilancia bajo una misma red de control de acceso centralizada.
Seguridad compartida: el modelo que gana terreno en la industria
“Hace una década cada empresa tenía su propio guardia y su propio portón. Hoy tenemos una administración común, cámaras perimetrales y un sistema digital que registra cada ingreso de persona o vehículo”, explica Héctor Moraga, presidente de la Asociación de Industriales de Quilicura (ASIQ).
El cambio no fue menor. La integración de accesos en los condominios industriales permite coordinar de manera más eficiente los turnos de ingreso, los flujos logísticos y los niveles de seguridad. Ya no se trata solo de proteger activos, sino también de optimizar procesos y reducir costos.
De acuerdo con un informe de CORFO (2024), el 68% de los parques industriales del Gran Santiago ha incorporado alguna forma de sistema colaborativo de seguridad, con resultados notables: una disminución promedio del 35% en incidentes de acceso no autorizado y una reducción del 20% en costos operativos asociados a vigilancia individual.
“El control compartido es más eficiente porque distribuye los gastos y multiplica la cobertura”, agrega Moraga. “Pero además genera comunidad empresarial. Todos velamos por la seguridad del otro.”
El modelo ha demostrado que la seguridad no tiene por qué ser competencia, sino una alianza estratégica.
1. La lógica del control perimetral unificado
Los parques industriales modernos operan como pequeños ecosistemas donde cada actor depende del otro.
Una empresa de transporte puede compartir entrada con un proveedor de alimentos o una fábrica de componentes electrónicos. Por eso, los sistemas de control de acceso deben ser lo suficientemente inteligentes para distinguir roles, permisos y horarios de cada usuario.
En muchos casos, el sistema reconoce automáticamente las patentes registradas de vehículos de empresas residentes y proveedores frecuentes, reduciendo los tiempos de espera y evitando aglomeraciones en horas punta.
“Hoy el 80% de los accesos se autoriza digitalmente antes de que el camión llegue a la puerta”, comenta Alejandro Prado, gerente de operaciones de un parque industrial en San Bernardo. “Eso nos da fluidez y seguridad al mismo tiempo.”
Esta eficiencia operativa, combinada con trazabilidad y registro automatizado, responde al nuevo estándar que se plantea en el blog Controles de acceso corporativos en Chile: la nueva frontera de la seguridad empresarial: seguridad integrada, interoperable y con enfoque corporativo.
2. Trazabilidad total: saber quién entra, cuándo y por qué
Uno de los mayores beneficios del modelo colaborativo es la trazabilidad.
Cada acceso queda registrado en tiempo real y puede ser consultado por la administración del condominio o por las propias empresas arrendatarias.
Esto permite reconstruir eventos, analizar patrones y tomar decisiones basadas en datos.
Por ejemplo, si se detecta una pérdida en una bodega, se puede verificar qué vehículos ingresaron, qué personal estuvo presente y cuánto tiempo permanecieron dentro del recinto.
“Antes, si había un problema, teníamos que revisar cámaras por horas. Hoy basta con filtrar la base de datos por fecha y nombre”, explica Prado.
La trazabilidad también refuerza la confianza entre las empresas, que pueden operar con un sistema común pero con privacidad garantizada: cada una accede solo a la información que le compete.
3. La tecnología como base de la confianza

Los nuevos condominios industriales integran tecnología avanzada:
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Lectores biométricos y de tarjetas inteligentes.
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Reconocimiento de patentes (LPR).
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Plataformas en la nube con control remoto de accesos y alarmas.
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Integración con cámaras perimetrales y sensores de movimiento.
Estas herramientas permiten monitorear todo el entorno en tiempo real, incluso desde dispositivos móviles. Además, en caso de emergencia —como incendios o derrames— el sistema puede activar protocolos automáticos de evacuación o cierre perimetral.
El objetivo, según CORFO, es avanzar hacia parques industriales inteligentes, capaces de combinar seguridad física, eficiencia energética y sostenibilidad operativa.
4. Comunidad empresarial: el nuevo rostro de la seguridad industrial
Más allá de la tecnología, el modelo colaborativo ha impulsado un fenómeno inesperado: la creación de comunidades empresariales unidas por la seguridad.
“Nos dimos cuenta de que si compartimos el riesgo, también compartimos la solución”, afirma Claudia Tapia, administradora del Parque Industrial Valle Grande.
Mensualmente, las empresas residentes se reúnen para evaluar incidentes, actualizar protocolos y compartir buenas prácticas.
En algunos casos, incluso han creado fondos comunes de emergencia para financiar reparaciones o reforzar medidas en sectores más vulnerables.
Este espíritu colaborativo ha fortalecido el sentido de pertenencia y la cultura de prevención.
La seguridad dejó de ser una tarea externa para convertirse en un valor compartido dentro del ecosistema industrial.
5. Desafíos: la gestión de datos y la privacidad
El crecimiento de los sistemas digitales también plantea nuevos retos.
El manejo de datos personales —biometría, huellas, rostros o patentes— debe cumplir estrictamente con la Ley N°19.628 sobre Protección de la Vida Privada.
“El desafío es equilibrar seguridad y privacidad. Las empresas deben asegurar que los datos sean utilizados solo con fines legítimos y con consentimiento informado”, señala Constanza Molina, abogada especializada en ciberseguridad industrial.
Este equilibrio es clave para mantener la confianza en el sistema y garantizar que la colaboración no vulnere derechos individuales.
6. Beneficios medibles y resultados concretos

Un estudio reciente de la Asociación de Industriales de Quilicura (2024) muestra que los condominios que adoptaron sistemas de control de acceso colaborativo experimentaron:
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Reducción del 45% en robos y sabotajes internos.
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Disminución del 30% en tiempos de espera de proveedores.
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Ahorro promedio del 25% en gastos de seguridad.
Además, la interoperabilidad entre empresas facilita la continuidad operativa durante crisis, ya que los equipos de seguridad pueden responder coordinadamente ante emergencias.
7. El futuro: parques industriales inteligentes y sostenibles
La tendencia apunta a una integración completa entre seguridad, automatización y sostenibilidad.
Nuevos proyectos apoyados por CORFO ya están implementando accesos alimentados por energía solar, sensores IoT de consumo energético y plataformas con analítica predictiva.
“No se trata solo de controlar quién entra, sino de entender cómo se comporta el entorno”, explica Molina. “La seguridad del futuro será colaborativa, eficiente y ecológica.”
En este escenario, los condominios industriales chilenos se perfilan como laboratorios de innovación en seguridad corporativa, donde la unión de las empresas es su mejor barrera protectora.
Conclusión
El control de acceso colaborativo está redefiniendo la seguridad industrial en Chile.
Ya no es una cuestión de barreras o cámaras, sino de alianzas, datos y confianza.
Los parques industriales que comparten infraestructura de seguridad demuestran que la cooperación puede ser tan efectiva como la mejor tecnología.
La seguridad, en este nuevo paradigma, no se construye solos: se diseña, se comparte y se vive en comunidad.